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martes, 10 de julio de 2012

Trinidad: Una ciudad detenida en el tiempo. Cuba.


Trinidad es una preciosa villa que se halla ubicada en la región central de Cuba, en la provincia de Sancti Spíritus. Fue fundada por la Corona española en Cuba en 1514.

El tiempo parece haberse detenido en este bello pueblo, por sus cuadras circulan carros de caballos que conviven con los carros americanos y con casas de bellos colores pasteles, todo parece sacado de un cuadro pintado con acuarelas...

Sus calles son empedradas y sus casas de tonos pastel dan la impresión de que el tiempo no ha pasado desde la época colonial.
Entre los siglos XVII y XIX la ciudad sufrió un aislamiento y al no construirse más, se permitió que Trinidad mantuviese ese carácter colonial tan peculiar.









El amor que procesan sus habitantes por esta bella ciudad junto a la labor de conservación emprendida por los especialistas en esta materia han hecho posible que sea una de las ciudades coloniales mejor conservada no sólo de Cuba, sino también de América, siendo declarada en 1988 Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco.


Mi paso por Trinidad fue breve, apenas unas horas, pero intensas...
Un lunes partí de La Habana en "la guagua" camino de Trinidad. Fueron cinco horas de viaje en las que admirar el bello paisaje que se veía desde el autobús: el campo, la vegetación, sus gentes andando por esas carreteras llenas de carros tirados por caballos que llevan de todo en su interior.

Me habían dicho que era peligroso andar sola por Trinidad, pero nada más lejos...Trinidad es muy turístico y todo está bien cuidado y conservado gracias a la amabilidad y al espíritu emprendedor de sus gentes, siempre al servicio de todo el que se acerca a visitar su ciudad.

A la caída de la tarde las casas adquieren los tonos cálidos del atardecer . Recorrí sus calles llenas de música a cualquier hora del día: en la Casa de la Trova y en la Casa de la música, tocan todos los días grupos locales
Dormí en una casa muy grande y antigua . A diferencia de la Habana, las casas en Trinidad no tienen ni vestíbulo ni pórtico, se entra directamente a un gran salón.

Dormí en una habitación con grandes ventanales que eran casi tan grandes como las puertas y en vez de cristal, poseían contraventanas de madera, debajo de estas se encontraba una cama enorme, que parecía sacada del baúl de los recuerdos...Recuerdos de mi niñez que de nuevo me trasladaba al pueblo de mis abuelos jugando en las calles empedradas en las que tantos zapatos rompí jugando a la pelota y riendo con mis amigos. Preciosa experiencia y preciosa ciudad.

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