El Malecón de La Habana, es conocido como el sofá de La Habana.
Inolvidables paseos que recuerdo con mucho cariño. Durante el tiempo que pase allí, pude contemplar todo lo que sucede a lo largo de sus 7 Km por el que discurre serpenteante, paralelo a los barrios históricos de la ciudad, desde el centro colonial a los rascacielos de Vedado, un recorrido que ilustra la historia de la ciudad. Donde nada es previsible y todo puede ocurrir...No sabes si es fantasía o realidad, de vez en cuando tienes que pellizcarte para saber que estás allí y que lo que está sucediendo es real.
A veces miraba a las personas que contemplaban el horizonte, ese horizonte tan lejano para ellos y que tanto intriga a esta gente que vive allí en la Isla y que no han visitado nada más, aunque su sabiduría e imaginación les hace conocedores de todos los lugares de la tierra, no hay sitio que se les resista, ellos preguntan de donde eres y te saben describir cada pequeña ciudad de la que vienes como si realmente hubieran estado allí.
Otros simplemente te cuentan su historia de lucha por la supervivencia y siempre con una sonrisa de esperanza en un futuro incierto pero soñando que será mejor.
En los días de tormenta, las olas rompen contra las rocas y saltan sobre los pequeños que juegan con el agua como si de un parque acuático se tratase, divirtiendo se y riendo sin importarles nada más. Sus risas contagian felicidad con una de las cosas más sencillas que existen, el agua y las olas.
Ir de pesca al Malecón es un pasatiempo muy popular entre los habaneros. Otros pasan ratos escuchando música y conversando con los turistas y contemplando el horizonte.
Las parejas se suceden a lo largo del Malecón, pues no hay otra cosa que hacer, platicar y platicar, reír y beber ron al son de la música y al calor y color del sol. Huele a mar, huele a vida y se escucha la vida alegre en los corazones de esta gente tan especial.
En el Malecón se suceden los edificios de tonos pastel difuminados por la luz del sol y la sal del mar. Es todo una muestra de estilos arquitectónicos que se entrelazan entre si. Es tan bello mirar el atardecer en los edificios, con el volumen que les da la luz del sol del atardecer, como contemplar el mar y sus gentes...Es un lugar mágico iluminado por la luz del atardecer, que resalta los colores de los edificios.
Lo más impresionante es la visión de conjunto de la bahía de La Habana, espectacular al atardecer. Es una de las puestas de sol más bellas contempladas.
Conchy Aísa www.aisaphoto.es
Inolvidables paseos que recuerdo con mucho cariño. Durante el tiempo que pase allí, pude contemplar todo lo que sucede a lo largo de sus 7 Km por el que discurre serpenteante, paralelo a los barrios históricos de la ciudad, desde el centro colonial a los rascacielos de Vedado, un recorrido que ilustra la historia de la ciudad. Donde nada es previsible y todo puede ocurrir...No sabes si es fantasía o realidad, de vez en cuando tienes que pellizcarte para saber que estás allí y que lo que está sucediendo es real.
A veces miraba a las personas que contemplaban el horizonte, ese horizonte tan lejano para ellos y que tanto intriga a esta gente que vive allí en la Isla y que no han visitado nada más, aunque su sabiduría e imaginación les hace conocedores de todos los lugares de la tierra, no hay sitio que se les resista, ellos preguntan de donde eres y te saben describir cada pequeña ciudad de la que vienes como si realmente hubieran estado allí.
Otros simplemente te cuentan su historia de lucha por la supervivencia y siempre con una sonrisa de esperanza en un futuro incierto pero soñando que será mejor.
En los días de tormenta, las olas rompen contra las rocas y saltan sobre los pequeños que juegan con el agua como si de un parque acuático se tratase, divirtiendo se y riendo sin importarles nada más. Sus risas contagian felicidad con una de las cosas más sencillas que existen, el agua y las olas.
Ir de pesca al Malecón es un pasatiempo muy popular entre los habaneros. Otros pasan ratos escuchando música y conversando con los turistas y contemplando el horizonte.
Las parejas se suceden a lo largo del Malecón, pues no hay otra cosa que hacer, platicar y platicar, reír y beber ron al son de la música y al calor y color del sol. Huele a mar, huele a vida y se escucha la vida alegre en los corazones de esta gente tan especial.
En el Malecón se suceden los edificios de tonos pastel difuminados por la luz del sol y la sal del mar. Es todo una muestra de estilos arquitectónicos que se entrelazan entre si. Es tan bello mirar el atardecer en los edificios, con el volumen que les da la luz del sol del atardecer, como contemplar el mar y sus gentes...Es un lugar mágico iluminado por la luz del atardecer, que resalta los colores de los edificios.
Lo más impresionante es la visión de conjunto de la bahía de La Habana, espectacular al atardecer. Es una de las puestas de sol más bellas contempladas.
Conchy Aísa www.aisaphoto.es
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