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Playa La Boca en Trinidad, Cuba.
Este bello lugar del Caribe vuelve de nuevo a mi mente, mientras me encuentro en España, en casa. Fuera hace un calor sofocante y una amenazante y oscura tormenta se está formando, muy típico del mes de agosto.
Son las ocho de la tarde y para huir del calor, decido viajar con la imaginación a la Playa La Boca, hasta donde llegan las olas del mar Caribe. Uno de mis lugares favoritos para quedarme allí, en Cuba.
Mi primera parada fue para contemplar el rompimiento de gloria en medio del mar: era como si Cielo y Tierra se unieran en paz y armonía ante la atenta mirada de un solitario árbol que cobraba belleza bajo un cielo que se abría para dejar pasar los rayos del sol, fue algo entre lo divino y lo terrenal, entre El Cielo y La Tierra, en paz y armonía.
Recuerdo que aquella tarde me encontraba paseando por Trinidad y que me habían hablado de un lugar muy hermoso llamado La Boca. Pregunté a un niño cómo podía llegar hasta esa hermosa playa y el me dijo que conocía a un taxista que podría llevarme, así que lo seguí por unas calles estrechas de la ciudad, dejando atrás el lado turístico de Trinidad y llegando donde viven los lugareños.
Allí había un grupo de chicos hablando y uno de ellos tenía un coche, así que el niño me lo presentó y pactamos cuanto me costaría que ve llevase hasta La Boca.
Solo pude estar una tarde allí, pero es uno de mis recuerdos más bonitos de los días pasados en la isla.
Se respiraba paz y tranquilidad. La belleza del paisaje invitaba a quedarse allí para toda la eternidad. Entre el Cielo y La Tierra, Heaven and Earth, que bien suena eso.
El sol se ocultó tras las montañas que se veían a distancia y mi atento taxista me llevo de nuevo a Trinidad para disfrutar de su música y sus gentes al caer la noche, pero esa ya es otra historia...
Conchy Aísa
Playa La Boca en Trinidad, Cuba.
Este bello lugar del Caribe vuelve de nuevo a mi mente, mientras me encuentro en España, en casa. Fuera hace un calor sofocante y una amenazante y oscura tormenta se está formando, muy típico del mes de agosto.
Son las ocho de la tarde y para huir del calor, decido viajar con la imaginación a la Playa La Boca, hasta donde llegan las olas del mar Caribe. Uno de mis lugares favoritos para quedarme allí, en Cuba.
Mi primera parada fue para contemplar el rompimiento de gloria en medio del mar: era como si Cielo y Tierra se unieran en paz y armonía ante la atenta mirada de un solitario árbol que cobraba belleza bajo un cielo que se abría para dejar pasar los rayos del sol, fue algo entre lo divino y lo terrenal, entre El Cielo y La Tierra, en paz y armonía.
Recuerdo que aquella tarde me encontraba paseando por Trinidad y que me habían hablado de un lugar muy hermoso llamado La Boca. Pregunté a un niño cómo podía llegar hasta esa hermosa playa y el me dijo que conocía a un taxista que podría llevarme, así que lo seguí por unas calles estrechas de la ciudad, dejando atrás el lado turístico de Trinidad y llegando donde viven los lugareños.
Allí había un grupo de chicos hablando y uno de ellos tenía un coche, así que el niño me lo presentó y pactamos cuanto me costaría que ve llevase hasta La Boca.
Se respiraba paz y tranquilidad. La belleza del paisaje invitaba a quedarse allí para toda la eternidad. Entre el Cielo y La Tierra, Heaven and Earth, que bien suena eso.
El sol se ocultó tras las montañas que se veían a distancia y mi atento taxista me llevo de nuevo a Trinidad para disfrutar de su música y sus gentes al caer la noche, pero esa ya es otra historia...
Conchy Aísa
Dios, cazaste el paraíso!!!! Y muy bien cazado. Eres una crack :)
ResponderEliminarJa,ja,ja. Gracias Cesar, era fácil, lastima haber podido estar tan poco tiempo, realmente era el Paraíso, pero se me escapó y ahora estoy aquí en el Infierno pasando calor y soñando con volver.
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